Enfermedades transmitidas por migrantes: lo que los países receptores pueden y no pueden hacer

Matías A. Loewy

10 de abril de 2019

PUNTA DEL ESTE, URY. Aunque los recientes casos importados de sarampión reagudizaron la preocupación por las infecciones que pueden traer los migrantes desde sus lugares de origen, el riesgo general de que transmitan o propaguen distintas enfermedades en el país de acogida es mínimo. No se pueden restringir los ingresos por razones sanitarias.

La principal medida preventiva debería ser trabajar para aumentar las coberturas de vacunación en los habitantes de los países receptores, incluyendo sus inmigrantes.

Estas fueron algunas aseveraciones de los expertos que participaron en la sesión "Enfermedades emergentes en época de migraciones y viajes", que tuvo lugar en el marco del XI Congreso Latinoamericano de Medicina Interna SOLAMI 2019, y V Congreso Nacional de Enfermedades Infecciosas, que se celebró en esta ciudad del 13 al 16 de marzo.[1]

Dra. Lucía Alonso

Según precisó la Dra. Lucía Alonso, directora de la División Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Uruguay, aunque no existe una definición aceptada universalmente de "migrante", el término describe a quienes se movilizan a otro país o región sin ser coaccionados, por propia voluntad, motivados en general por la búsqueda de un futuro más promisorio para ellos y sus familias.

Para dimensionar la magnitud del fenómeno migratorio, la Dra. Alonso señaló que 258 millones de personas residían en 2017 en un país distinto al de nacimiento, incluyendo 10% de refugiados.

Dr. Richard Fornelli

"Desde que se originó la humanidad, [muchas veces] la inmigración se ha relacionado con la transmisión o el ingreso de enfermedades nuevas a un país", señaló el Dr. Richard Fornelli, médico de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, en Montevideo, Uruguay.

"Pero pese a los temores o la percepción pública o la del colectivo médico, la mayoría de los inmigrantes [la constituyen] personas jóvenes y sanas. Y la mayoría de las enfermedades que tienen [es] adquirida en el país receptor", añadió.[2]

Asimismo, el Dr. Fornelli destacó que las enfermedades tropicales son las que más preocupan a la población, pero a menudo tienen casi nula posibilidad de transmisión dentro del país receptor por falta del huésped intermediario, el vector o los reservorios.

Por otra parte, un estudio en España sobre 1.071 inmigrantes procedentes de Latinoamérica, África, Europa del este y Asia, reveló que la segunda causa de consulta en una unidad de enfermedades infecciosas de un hospital general fue por las enfermedades infecciosas comunes y cosmopolitas, como infecciones urinarias, respiratorias y gastrointestinales.[3]

¿Cribado y vacunación?

A diferencia de Europa, donde recientemente se publicó una guía con recomendaciones específicas para el cribado y la detección de enfermedades prioritarias y la necesidad de vacunación en los migrantes, en las Américas no existe un documento a nivel de la región con pautas para el manejo de esa población.

"Se han hecho intentos de abordaje regional que hasta ahora no se han definido", indicó la Dra. Alonso a Medscape en Español, para quien la mayor o menor apertura de los países a la inmigración influye sobre el tipo de política sanitaria que se instrumenta. "Es difícil armonizar las posiciones".

Según el Reglamento Sanitario Internacional, una norma legalmente vinculante para todos los estados miembros de las Naciones Unidas, no se puede restringir el ingreso de una persona por razones sanitarias. Y el único certificado de vacunación que se puede exigir es el de fiebre amarilla.

El Pacto Mundial para una migración segura, ordenada y regular, al que adhirieron más de 160 países en diciembre de 2018, también propone "incorporar las necesidades sanitarias de los migrantes en las políticas y los planes de salud nacionales y locales, por ejemplo, reforzando la capacidad de prestar servicios y facilitando el acceso asequible y sin discriminación".[4]

"Podemos tomar medidas sobre un medio de transporte en el cual ocurre un fenómeno de salud de interés epidemiológico, lo que puede incluir eventualmente la vacunación. Pero eso no implica que se deba solicitar consentimiento a esa persona y jamás se le puede negar el ingreso en base a eso, aun en el caso de enfermedades que pueden considerarse un riesgo", manifestó la Dra. Alonso, con formación epidemiológica de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, en Londres, Inglaterra.

La adopción de una estrategia nacional o regional de cribado en población inmigrante "es un tema no resuelto", expresó el Dr. Fornelli. "En muchos casos, la línea que separa el cribado de enfermedades infectocontagiosas de la invasión de los derechos del inmigrante es muy delgada. Hay estudios que muestran que el dinero que muchas veces se gasta en la población inmigrante buscando enfermedades infecciosas, podría aprovecharse mejor invirtiendo en satisfacer los problemas que enfrentan, como los psicológicos".

El Dr. Fornelli también comentó a Medscape en Español que "los médicos tratantes ya tienen guías nacionales del primer nivel de atención que favorecen el cribado de determinadas patologías o infecciones en la población en general, como el examen del virus de la inmunodeficiencia humana, sin discriminar si el paciente es inmigrante o no. Pero no puede ser algo impuesto".

Una política que se está impulsando a nivel de la región es exigir que los migrantes que quieran tramitar su residencia certifiquen que se han aplicado las vacunas incluidas en el esquema obligatorio para los ciudadanos del país receptor de su misma edad. Uruguay lo sancionó por decreto en mayo de 2018 y Argentina lo incluyó en su nueva ley de vacunas aprobada por el Parlamento en diciembre pasado.[5]

"El objetivo es que tengan los mismos derechos de un ciudadano uruguayo de poder prevenir enfermedades de aquí a futuro y que no se sumen a la bolsa de susceptibles que hay en el país, pero no porque pensemos que ellos son un riesgo para nosotros de los cuales nos debemos prevenir", aclaró la Dra. Alonso.

Los expositores también identificaron un subgrupo de migrantes a quienes habría que prestar especial atención en el futuro: aquellos que llevan varios años radicados en un lugar y regresan de manera temporaria a visitar a familiares y amigos que quedaron en su tierra natal. "Generalmente han perdido la inmunidad para esas enfermedades que tenían en su país de origen", señaló el Dr. Fornelli, por lo cual sería necesario indicar en ellos medidas de profilaxis.

"Según la Organización Mundial de Turismo, 27% de los viajeros internacionales visita a familiares y amigos. Y es un dato no menor, porque esas personas por lo general no realizan una consulta previa al viaje y son los que tienen más riesgo de contraer enfermedades, porque hacen turismo no convencional y las estadías son más prolongadas", advirtió por su parte la Dra. Hebe Vázquez, de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI), en Buenos Aires, Argentina.

El caso del sarampión

La amenaza del resurgimiento del sarampión ha planteado desafíos especiales con relación a las políticas sanitarias adoptadas con los migrantes procedentes de países o regiones donde hay brotes.

Por ejemplo, en 2018 Brasil implementó una estrategia de control en la frontera con Venezuela, con vacunación y examen físico de los inmigrantes y refugiados, así como campañas de inmunización en niños y adultos del estado de Roraima.

En Argentina, el año pasado se registró un brote con el mismo genotipo y linaje del virus que circula en Venezuela y Brasil, lo que impulsó al gobierno a ampliar la estrategia de inmunización con la primera dosis en lactantes de 6 a 11 meses, en lugar de al año de edad.

Uruguay también modificó su esquema y lanzó una campaña en la que adelantó la segunda dosis al año y medio en lugar de los cinco años. Chile y Paraguay también lanzaron campañas con la vacuna triple viral.

"Lo que se debe hacer es garantizar coberturas altas en la población, porque el sarampión va a seguir viniendo", dijo a Medscape en Español la Dra. Carla Vizzoti, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología, quien no participó de la sesión del SOLAMI 2019.

En cambio, la Dra. Vizzotti señaló que vacunar sistemáticamente en la frontera o en los aeropuertos a todos los migrantes o viajeros que llegan desde zonas donde circula el virus es inefectivo. La exfuncionaria responsable del programa nacional de inmunización confió en que el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de Argentina hizo una consulta con expertos para explorar esa posibilidad, pero lo terminó desestimando.

"Si una persona está incubando el sarampión, yo no impido que desarrolle la enfermedad por más que lo vacune al ingreso", destacó.

Los Dres. Fornelli, Alonso, Vázquez y Vizzotti han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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