El porcentaje de españoles que duerme mal (58%) supera al de los que aseguran disfrutar de un sueño reparador (43%); 75% despierta al menos una vez por la noche, y la media de sueño diaria entre semana es de 6,8 horas. Estos son algunos datos arrojados por la encuesta "¿Cómo duermen los españoles?", llevada a cabo por el Instituto de Investigación Social (IPSOS), y que demuestran que la calidad del sueño en España está lejos de ser óptima, con el importante impacto sobre la salud que esto conlleva, como destacaron los expertos que han comentado los resultados de este estudio.[1]
"El sueño es un factor que cada vez se ha ido relegando más por considerarlo prescindible. Circunstancias como los horarios del prime time o la consulta continua de los dispositivos móviles han propiciado que se 'sacrifiquen' las horas destinadas a dormir, privándonos sobre todo del importante efecto reparador que tiene el descanso nocturno", señaló el Dr. Carlos Egea Santaolalla, coordinador del Área del Sueño de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, y miembro de la Sociedad Española del Sueño.
"Es necesario concientizar a la población de que dormir no solo no es tiempo perdido, sino que supone un pilar fundamental para el bienestar y el envejecimiento saludable. Varios estudios científicos realizados en población general han asociado los patrones de sueño con la prevención de enfermedades y la sobrevida, demostrando, por ejemplo, que las personas que duermen menos de 6 horas diarias reducen su duración de vida (13 veces)", agregó.
Peor calidad y más somnolencia diurna
Respecto a los principales factores implicados en la pérdida de calidad o la aparición de problemas de sueño, 2 de cada 3 españoles (63%) identificaron el estrés y la preocupación como las principales causas. Sobre otros elementos que influyen en estos patrones, la encuesta indica que el porcentaje de personas que duermen mal es mayor cuando lo hacen en pareja (59%) que cuando duermen solos (46%); 3 de cada 5 relacionaron el hecho de tener hijos con una peor calidad de sueño. Un dato significativo consiste en que 6 de cada 10 encuestados no habían buscado ayuda médica para solucionar sus problemas de sueño, y cuando lo hicieron, la opción preferida fue el médico familiar (29%). También es relevante la tendencia a quitar importancia a los problemas de sueño para justificar el hecho de no acudir a un profesional médico: 38% consideró que no era necesario, y para 31% sus problemas de sueño no eran importantes.

Dr. Alejandro Iranzo
"Todos estos datos evidencian que para los españoles, dormir bien supone un esfuerzo, de ahí la necesidad del deseo de aumentar la concientización sobre la importancia del sueño y tratar eficazmente las alteraciones relacionadas con este, algo que debe afrontarse desde un enfoque multidisciplinario", comentó el Dr. Alejandro Iranzo, neurólogo de la Unidad del Sueño del Hospital Clínic, en Barcelona, y presidente de la Sociedad Española del Sueño.
Asimismo, el Dr. Iranzo hizo hincapié en las importantes implicaciones que tiene la falta de sueño tanto a corto plazo (cansancio, menor atención, más irritabilidad), como biológicamente, pues es un factor de riesgo cardiovascular y de patologías como hipertensión, diabetes, obesidad o enfermedad de Alzheimer.
Efectos sobre la salud cardiovascular y el sistema inmune
Ahondando en estas implicaciones, y concretamente en las cardiovasculares, el Dr. Iranzo comentó a Medscape en Español el papel que han demostrado en este sentido dos problemas relacionados con los patrones de sueño: las apneas y el sueño insuficiente (dormir poco), "los cuales fragmentan este sueño haciendo que haya más actividad de los neurotransmisores en el cerebro, lo que favorece la hipertensión arterial y el depósito de colesterol, que a su vez son factores de riesgo que predisponen a padecer un accidente cerebrovascular o un infarto".

Dra. Milagros Merino
Por su parte, al ser cuestionada sobre el tema, la Dra. Milagros Merino, del Servicio de Neurofisiología del Hospital Universitario La Paz, en Madrid, y miembro de la Sociedad Española del Sueño, aludió a los resultados del estudio de progresión de aterosclerosis (PESA), cordinado por el cardiólogo, Dr. Valentín Fuster, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, y que relaciona el riesgo vascular (arteriosclerosis y calcificación arterial) con la duración del sueño.[2]
"Los autores han analizado el sueño mediante actigrafía en una amplia cohorte de casi 4.000 personas, comprobando que aquellas que duermen menos de 6 horas tienen un riesgo 27% superior de sufrir arteriosclerosis, que se eleva hasta 34% cuando ese sueño es de mala calidad", señaló la Dra. Merino.
Los expertos consultados por Medscape en Español también comentaron otras alteraciones relacionadas con patrones de sueño deficientes, como las que se producen en el sistema inmune. En este sentido, la Dra. Merino indicó que el sueño es imprescindible para mantener la homeostasis del organismo, y constituye un componente fundamental para regular el sistema inmune, con influencia en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal y en el sistema nervioso simpático.
A su vez, el ritmo circadiano de cortisol y adrenalina, que descienden por la noche, modulan el sistema inmune. "Podemos afirmar que la falta de sueño disminuye la producción de anticuerpos por parte de las vacunas, reduce el número y la actividad de las células NK e IL-2 ('defensas'), e induce un incremento de los marcadores proinflamatorios (IL-6, TNF-alfa y proteína C reactiva), con activación de la 'cascada proinflamatoria'", señalaron.
Asimismo, agregaron que "todos estos fenómenos incrementan el riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias crónicas y metabólicas, junto con una disminución de la función inmunológica".
En la misma línea, el Dr. Iranzo indicó que está demostrado que dormir mal de manera aguda durante 4 o 5 días, como consecuencia de un acontecimiento vital estresante, favorece que el sistema inmune sea más proclive a desarrollar una infección (respiratoria o urinaria, por ejemplo).
Sueño reparador y eliminación de proteína beta-amiloide: ¿hay relación?

Dr. Carles Gaig
Uno de los hallazgos recientes más relevantes sobre las consecuencias de la falta de sueño es su efecto sobre la salud cerebral en general y en la enfermedad de Alzheimer en particular. Respecto a esto, el Dr. Carles Gaig, de la Unidad Multidisciplinar de Trastornos del Sueño del Hospital Clínic de Barcelona, y coordinador del Grupo de Estudios del Sueño de la Sociedad Española de Neurología, explicó que en los últimos 2 a 3 años se han obtenido cada vez más evidencias de que el sueño nocturno de mala calidad, corta duración, e insomnio, pueden incrementar el riesgo de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa, como enfermedad de Alzheimer.
"Básicamente, lo que se ha constatado la importancia de la función de eliminación que el sueño tiene sobre las sustancias tóxicas que el cerebro produce en los periodos de vigilia, entre las que se encuentra la proteína beta-amiloide, cuya acumulación está directamente implicada en la aparición de la enfermedad de Alzheimer", señaló.
"Esta proteína se puede medir en el líquido cefalorraquídeo; varios trabajos han comprobado a través de estas mediciones que cuantas menos horas duerme una persona, más altos son los niveles de beta-amiloide, lo que parece confirmar que esta proteína se elimina al dormir. Por tanto, un patrón de sueño deficiente puede considerarse un factor que incremente el riesgo de padecer este tipo de enfermedad aunque, evidentemente, no es la causa de la enfermedad de Alzheimer", destacó el especialista.
El Dr. Caig también comentó que hay evidencia creciente de que los patrones de sueño irregular, fragmentado, de mala calidad y no reparador, mantenidos en el tiempo, favorecen la aparición de problemas neurológicos y psiquiátricos, como los cuadros de ansiedad y depresión.
Siesta, jet lag social y somníferos
La encuesta también puso de manifiesto la tendencia de los españoles a "recuperar" el sueño perdido durante el fin de semana (periodo en el que la media de horas dormidas pasaba de 6,8 a 7,8) o mediante siestas prolongadas, una práctica desaconsejada por los expertos, ya que, como afirmó el Dr. Egea, ese sueño acumulado a lo largo de la semana, que produce lo que se podría denominar jet lag social, no se puede restituir, ni en cantidad ni en calidad, durante el fin de semana.
En la misma línea, el Dr. Caig comentó que ni la siesta ni dormir más horas durante el fin de semana son estrategias efectivas para subsanar los efectos negativos de los malos hábitos de sueño, y recordó que la duración de las siestas debe ser de 15 - 20 minutos, y nunca superar la media hora.
"La necesidad de una siesta más prolongada supone un claro indicador de que no se está durmiendo lo suficiente durante la noche, y no hay que olvidar que el sueño nocturno es determinante para la salud", puntualizó.
Finalmente, y respecto a las estrategias a las que recurren los españoles para solucionar sus problemas a la hora de dormir, concretamente en el caso de sustancias inductoras del sueño, la encuesta refleja un mayor uso de soluciones naturales frente a fármacos (con o sin prescripción), que se utilizan aproximadamente 5 días a la semana.
Aunque los encuestados consideraban los fármacos con receta médica como los más efectivos en este sentido, son poco utilizados, según este informe, dato que contrasta con otras estadísticas, como la de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, que sitúan a España entre los países europeos que más recurren a las benzodiacepinas para combatir el insomnio.
Al respecto, la Dra. Merino señaló que "según los datos de la OECD Health database y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, en España, hasta 2007, y en relación con otros países europeos, consumíamos más ansiolíticos, pero menos hipnóticos, es decir, podríamos pensar que muchos insomnios se estaban tratando con ansiolíticos".
La especialista añadió que "a partir de 2008 los resultados son preocupantes, porque superamos el consumo medio europeo de ambos fármacos, y actualmente somos el tercer país más consumidor, tras Portugal y Francia, en contra de la tendencia europea".
"Aunque no se dispone de todos los datos en todos los países y los años estudiados, podemos afirmar que solo Italia, al igual que España, muestran un incremento tan claro en el tiempo del consumo de estos fármacos", destacó.
En opinión del Dr. Caig, y al margen de datos estadísticos, es obvio que la prescripción general de ansiolíticos en nuestro país, sobre todo de fármacos hipnóticos, es alta, y que existe un consumo elevado, excesivo e inadecuado, "especialmente en el caso del insomnio, problema en el que, si bien estos fármacos funcionan bien durante unas semanas como tratamiento de partida, la solución efectiva pasa por un abordaje más conductual, con cambios de hábitos y técnicas de relajación".
La encuesta se realizó a instancias de la Sociedad Española del Sueño, en colaboración con Philips. Los Dres. Iranzo, Merino y Caig han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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Citar este artículo: La media de sueño de los españoles es de 6,8 horas y 63% asegura dormir mal a causa de estrés - Medscape - 15 de marzo de 2019.
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