
El ejercicio de alto impacto produce cambios fisiológicos en el corazón de los atletas, tales como aumento de los espesores parietales, de los volúmenes ventriculares y de la masa ventricular. En este sentido, puede ser difícil hacer el diagnóstico diferencial con miocardiopatía hipertrófica. El análisis de la función diastólica, las velocidades tisulares, la deformación miocárdica y la caracterización tisular por resonancia magnética cardiaca son útiles en el diagnóstico diferencial.
Habitualmente los deportistas no presentan espesor parietal que supere los 17 mm en hombres y los 15 a 16 mm en mujeres.[3,4,5,6] Por otro lado, no presentan disfunción diastólica medida por parámetros convencionales de llenado mitral o avanzados de tisular o deformación en la tasa de deformación (strain rate). El electrocardiograma puede presentar signos de hipertrofia ventricular, pero habitualmente no se ven alteraciones de la repolarización que son características de la miocardiopatía hipertrófica.
La distribución de la hipertrofia suele ser homogénea en los deportistas frente a la asimétrica distribución de la miocardiopatía hipertrófica. El hallazgo de focos de realce tardío de gadolinio orienta hacia la miocardiopatía hipertrófica. Una acción que puede ayudar en casos dudosos es realizar el desentrenamiento del individuo. Una reducción de la masa ventricular mayor a 20% luego de 3 meses orienta a hipertrofia fisiológica.
Citar este artículo: Actualice sus conocimientos sobre miocardiopatía hipertrófica - Medscape - 12 de feb de 2019.
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