//Actualización // El 19 de febrero, la Secretaría de Salud de Argentina anunció que el genotipo viral causante del brote fue el "Andes Sur" y que, se halló un porcentaje de identidad genética de 99,9% entre todas las secuencias de los casos de ese brote analizadas. "Este hallazgo confirma unívocamente el mecanismo de transmisión persona a persona", afirmó el organismo oficial.
BUENOS AIRES, ARG. Hasta el momento, un brote de síndrome cardiopulmonar por hantavirus en la Patagonia argentina ha producido 9 muertes y otros 17 casos confirmados, lo que pone de relieve la magnitud que puede alcanzar la transmisión persona a persona de un virus usualmente transportado por roedores silvestres y que puede matar hasta a 50% de los individuos que infecta.[1]
“Esta cohorte de pacientes supera lo conocido y refuerza de manera innegable la necesidad de jerarquizar la transmisión interhumana del hantavirus y de actuar en consecuencia”, comentó a Medscape en Español el Dr. Tomás Orduna, jefe de Patologías Regionales y Tropicales y Medicina del Viajero, del Hospital de Enfermedades Infecciosas Muñiz, en Buenos Aires, Argentina.
Ante la situación de alerta, el Dr. Adrián Pizzi, Ministro de Salud de la provincia de Chubut, donde se produjo el brote, advirtió que pediría por vía judicial el “aislamiento obligatorio y no voluntario” de los pacientes con la infección y los casos sospechosos que no cumplan la recomendación de permanecer en sus casas. “La situación es muy compleja y hay que evitar el contacto", alertó.[2]“Es una tragedia”, agregó a los medios.
La cadena de transmisión del virus tuvo un origen y una progresión escalofriantes.
Según comentó el Dr. Orduna y se difundió en medios locales, el paciente cero es un hombre de la localidad andina de Epuyén que fue a juntar hongos al bosque y contrajo el virus por la exposición a fluidos, excretas o deyecciones de roedores infectados.
El caso cero transmitió la infección a su esposa y a una adolescente que celebraba su fiesta 14 de cumpleaños a comienzos de noviembre, en un salón que congregó a medio centenar de personas.
“Aquel día hubo mucha música y comida. Abrazos y besos. Se sospecha que el primer contagiado tenía ya algunos síntomas cuando se mezcló entre la gente: fiebre, algún dolor muscular, nada extraño”, reconstruyó el diario Clarín.[3]
Las mujeres murieron, aunque el hombre se recuperó.
Las demás personas con casos confirmados (secundarios, terciarios y cuaternarios) también habían concurrido a esa celebración o tuvieron contacto directo con los invitados u otros individuos infectados. Por ejemplo, se informó que una enfermera chilena está internada en estado grave en Puerto Montt, Chile, luego de haber interactuado con una empleada administrativa del hospital de Epuyén.
Aunque se espera la confirmación por biología molecular, la trasmisión del virus persona a persona “es una hipótesis con mucha fuerza”, sostuvo el Dr. Orduna, quien también integra la Comisión de Emergentes y Enfermedades Endémicas de la Sociedad Argentina de Infectología. ¿Por qué tantos casos? “Eso no lo sabemos”, respondió.
Una situación preocupante
De las más de 20 especies conocidas de hantavirus, un grupo de virus ARN de la familia Bunyaviridae transmitido fundamentalmente por roedores, alrededor de la mitad se distribuye en América y produce el síndrome cardiopulmonar por hantavirus, un cuadro que puede presentarse con sintomatología desde un síndrome febril inespecífico leve hasta insuficiencia respiratoria grave y choque cardiogénico.
En Argentina, el principal vector son los roedores de la familia Muridae, subfamilia Sigmodontinae, como el ratón colilargo (Oligoryzomys longicaudatus).
La transmisión a humanos se realiza a partir de la inhalación de aerosoles cargados de partículas virales provenientes de heces, orina y saliva de roedores infectados y solo el hantavirus Andes, especie circulante en Argentina, es capaz de transmisión de persona a persona. Otras posibles vías son el contacto de excrementos o secreciones de roedores infectados con las mucosas conjuntival, nasal o bucal, o por la mordedura del roedor infectado.[4]
“Desde un brote de 1996 [con 18 casos confirmados] también se registraron algunos casos de transmisión interhumana, del virus Andes, aunque son difíciles de evaluar en un área endémica”, dijo el Dr. Orduna. “De cualquier forma, siempre se trató de pocos casos”.
Según las estadísticas del Ministerio de Salud de Chubut, entre 1999 y 2017 se produjeron 77 casos positivos de hantavirus en toda la provincia, de los cuales 22 (28,6%) fueron mortales. Aunque no se precisa la vía de transmisión, en ninguno de los años de ese periodo se superó la decena de pacientes con infección confirmada.
La nueva situación puso en alerta a los especialistas y a toda la población. Fuentes de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud "Dr. Carlos G. Malbrán", en Buenos Aires, informaron a Medscape en Español que hasta el 7 de diciembre ya habían analizado 400 muestras, dentro de las cuales se incluyen las de todos los contactos que acudieron a la fiesta donde se originó el brote, los empleados de la municipalidad de Epuyén y 88 profesionales y no profesionales de hospitales que asistieron a los pacientes infectados.
La institución también comunicó que “se enviaron envases de bioseguridad triple para garantizar el adecuado envío de muestras para ser analizadas en la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud-Malbrán, mascarillas certificadas con respiradores para los profesionales de salud y con protección adecuada para el aislamiento de contactos, así como envases con nitrógeno para el envío de muestras de roedores”.
Para el Dr. Orduna, el actual brote también va a dejar como enseñanza la importancia que reviste que los equipos de salud que trabajan en áreas endémicas laboren con mayor bioseguridad. “Si no cuidamos al cuidador, ¿quién queda?”, preguntó.
Las guías del Ministerio de Salud en Argentina señalan que se debe sospechar la infección por hantavirus en cualquier persona que consulte por un cuadro de fiebre mayor de 38 °C, sin etiología definida, acompañado de alguno de los siguientes signos y síntomas: mialgias, escalofríos, astenia, cefalea o dolor abdominal, y que en las seis semanas previas al inicio de los síntomas pudo estar expuesto al contacto con roedores silvestres. Sin embargo, en zonas endémicas el diagnóstico debe sospecharse ante todo paciente con un síndrome febril inespecífico. Hacia el final de la fase prodrómica aparecen los primeros síntomas respiratorios (como tos no productiva, taquipnea y disnea).
Una serie de incógnitas
Como en todo brote en evolución, existen interrogantes. Típicamente se cree que la transmisión persona a persona se produciría a través de gotitas de saliva por el contacto estrecho con pacientes enfermos, en especial durante los primeros días de los síntomas.
Pero como todavía no se difundieron los resultados de los análisis genéticos, se ignora si el agente responsable del nuevo brote es alguno de los 8 genotipos conocidos asociados al síndrome cardiopulmonar por hantavirus o alguna nueva variante que pueda tener una mayor capacidad infectiva. “No tenemos ninguna información concreta hasta el momento”, señaló el Dr. Orduna. “Pero por ahora, la clínica y la letalidad parecen similares a la de casos anteriores”.
Las autoridades de salud indicaron la cuarentena a poco más de medio centenar de personas que tuvieron contacto estrecho con los pacientes infectados. También se recordó a toda la población que ante la aparición de fiebre u otros síntomas, consulte al médico. “Si hay sospecha, lo mejor es el aislamiento”, señaló el Dr. Orduna.
En la llamada “comarca andina” de Chubut también hay preocupación por el impacto del brote en la actividad turística. Todas las fiestas populares y competencias deportivas programadas en la zona se suspendieron.
El Ministro de Turismo de Chubut, Herman Müller, dijo que quería “llevar tranquilidad” a aquellos turistas que deseen visitar la región. “No hay que tener miedo, sino precaución”, indicó.[5]
La principal recomendación del Dr. Orduna y de las autoridades de salud para los turistas y excursionistas sigue siendo la prevención de la exposición medioambiental: por ejemplo, ventilar los albergues o refugios durante 30 minutos; acampar en lugares abiertos, despejados y limpios; y depositar la basura en tachos cerrados a prueba de roedores.
Asimismo, el Ministerio de Salud de Chile también sugirió a quienes visiten el pueblo o alrededores que usen mascarilla desechable y se laven las manos con frecuencia.
Por su parte, Centers for Disease Control and Prevention no emitió ninguna recomendación específica. Pero en un artículo reciente que describió el primer caso importado de infección por virus Andes en Estados Unidos, alertó al personal de salud que debería considerar esa etiología “en viajeros que regresan con enfermedad febril inespecífica o enfermedad respiratoria aguda, cuya historia de viajes incluya la región andina de Argentina o Chile en las seis semanas precedentes”.[5]
Para ese caso, que involucró a una mujer que estuvo de campamento y en albergues por la región andina de Argentina y Chile durante enero de 2018 y fue hospitalizada a su regreso en Estados Unidos, las autoridades entraron en contacto con 51 personas, incluyendo a las azafatas que la asistieron en el vuelo de regreso, pasajeros en asientos cercanos y personal de salud. Les pidieron que se tomaran la temperatura a diario durante 42 días desde el último contacto con la paciente, y que reportaran cualquier síntoma de una lista especificada. Ninguno dio positivo.
El Dr. Orduna ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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Citar este artículo: Hantavirus ocasiona múltiples muertes en Argentina - Medscape - 10 de enero de 2019.
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