'Primera evidencia' de que la música mejora la conectividad del cerebro en pacientes pediátricos con autismo

Deborah Brauser

Conflictos de interés

4 de diciembre de 2018

La música puede ayudar a mejorar la comunicación social y también la conectividad auditivo-motora del cerebro en pacientes pediátricos con trastorno del espectro autista, señala nueva investigación con imágenes.[1]

En un estudio de 51 pacientes con trastorno del espectro autista, aquellos que fueron aleatorizados para recibir una intervención de música improvisada durante 2 a 3 meses tuvieron mayores puntuaciones de comunicación de manera estadísticamente significativa, que quienes recibieron una intervención sin música.

También mostraron más conectividad funcional en estado de reposo entre las regiones cerebrales auditivas y subcorticales y entre las regiones auditivas y frontomotoras.

Además, el grupo que recibió la intervención de música mostró menos conectividad en las regiones visuales, que suelen encontrarse "sobreconectadas" en pacientes con autismo.

"Estos hallazgos son muy interesantes y muy promisorios para intervención en el autismo", manifestó la autora principal, Megha Sharda, becaria posdoctoral, del International Laboratory for Brain, Music and Sound Research, en elDepartmento of Psicología, de la University of Montreal, en Montreal, Canadá.

La investigadora comentó a Medscape Noticias Médicas que, aunque los efectos beneficiosos de la música se han observado previamente en individuos con trastorno del espectro autista, fue muy interesante ver estos efectos sobre el cerebro en el estudio.

"Cuando dos personas juegan juntas, ocurren muchas cosas importantes mientras se escuchan e interactúan entre sí y, como resultado, se activan muchas partes del cerebro. En realidad, estas son regiones clave en el autismo y nos entusiasma estudiar esto en un diseño vigoroso", dijo Sharda.

Los hallazgos fueron publicados recientemente en la versión electrónica de Translational Psychiatry.

Sin evidencia neurocientífica

"Se ha identificado la música como una fortaleza en personas con trastorno del espectro autista. Sin embargo, en la actualidad no se dispone de evidencia neurocientífica que respalde sus beneficios", escriben los investigadores.

"Dado su atractivo universal, el valor de recompensa intrínseco y la capacidad de modificar el cerebro y la conducta, la música puede ser un auxiliar terapéutico potencial en el autismo", añaden.

En el presente estudio, que fue realizado entre abril y diciembre de 2016 en Montreal, Canadá, los investigadores reclutaron a 51 pacientes pediátricos con trastorno del espectro autista que tenían entre 6 y 12 años de edad (84% niños; media de edad: 10,3 años).

Todos fueron aleatorizados para recibir durante 8 a 12 semanas intervenciones con música (n = 26) o sin música (n = 25).

"La intervención con música implicó utilizar métodos de improvisación a través de canción y ritmo dirigidas a la comunicación social", informan los investigadores. En esta estrategia se utilizaron instrumentos musicales, canciones y señales rítmicas.

"El grupo de control sin música fue una intervención conductual equiparada estructuralmente y se implementó en un contexto no musical", escriben los investigadores. Este enfoque se basó en un diseño a base de juego e incluyó atención del terapeuta, lo mismo que compromiso emocional.

Las dos intervenciones resaltaron la autoexpresión y el fortalecimiento de relaciones, y ambas se llevaron a cabo en sesiones semanales individuales de 45 minutos.

Se utilizó una amplia diversidad de mediciones, tales como resultados conductuales comunicados por los progenitores según el cuestionario para medir la comunicación Children's Communication Checklist-2 (CCC-2), la escala de respuesta social Social Responsiveness Scale-II (SRS-II), la subescala de conducta adaptativa de las Escalas de Vineland y la Escala de Calidad de Vida Familiar de Beach. También se utilizó el Test 4 de Vocabulario en Imágenes Peabody para evaluar el vocabulario receptivo.

Al inicio y después de la intervención, se realizó a todos los participantes una resonancia magnética funcional, que dio lugar a imágenes dependientes del nivel de oxígeno sanguíneo en estado de reposo de todo el cerebro.

Mejor comunicación y conectividad del cerebro

Los resultados demostraron mejoras en las puntuaciones de comunicación según el cuestionario CCC-2 en el grupo con intervención de música significativamente mayores que en el grupo de control (diferencia media: 4,84; p = 0,01), así como en la Escala de Calidad de Vida Familiar de Beach (diferencia media: 7,06; p = 0,01) y puntuaciones en las Escalas de Vineland de conducta adaptativa (diferencia media: 0,08; p = 0,01).

No hubo diferencia significativa entre los grupos en cuanto a las puntuaciones en la escala de respuesta social SRS-II o el Test 4 de Vocabulario en Imágenes Peabody.

Sin embargo, el grupo con música mostró lo siguiente, en comparación con el grupo sin música:

  • Mayor conectividad funcional del cerebro en estado de reposo entre regiones auditiva y subcortical (p < 0,0001).

  • Mayor conectividad entre las regiones auditiva y frontomotora (p < 0,0001).

  • Menor conectividad entre regiones auditivas y visuales (p < 0,00001).

"Este estudio proporciona la primera evidencia de que la intervención de música individual durante 8 a 12 semanas, en efecto puede mejorar la comunicación social y la conectividad funcional del cerebro, lo que brinda apoyo a más investigaciones de modelos neurobiológicamente motivados de intervenciones de música en el autismo", escriben los investigadores.

"El atractivo universal de la música la vuelve globalmente aplicable y se puede implementar a gran escala con relativamente escasos recursos en múltiples contextos, como en el domicilio y la escuela", señaló la coautora principal, Aparna Nadig, Ph. D., del Centre for Research on Brain, Language and Music, de la McGill University, en Montreal, Canadá.

La autora principal señaló que, aunque en el estudio no se encontraron específicamente cambios en los síntomas del autismo en sí, esto puede deberse a que en la actualidad "no contamos con un instrumento suficientemente sensible para medir en forma directa cambios en las conductas de interacción social".

Informó que los investigadores ahora están trabajando en desarrollar tales herramientas.

"Hallazgo alentador"

"Este es un buen estudio que, en algunas formas, constituye uno de los primeros en analizar una intervención bien definida que es reproducible y a la vez analiza correlaciones del cerebro" en pacientes pediátricos con trastorno del espectro autista, comentó a Medscape Noticias Médicas el profesor de música, neurociencia y ciencias de rehabilitación, Michael H. Thaut, Ph. D., de la University of Toronto, en Ontario, Canadá.

"En general, el autismo no se ha estudiado satisfactoriamente, sobre todo en relación con lo que sería una buena forma de utilizar la música. Esto no está bien aclarado. Así que este es un buen estudio y un buen primer paso", señaló el Prof. Thaut, quien también es director de Music and Health Research Collaboratory en la University of Toronto.

Añadió que la conectividad del cerebro es una característica neurológica clave en esta población de pacientes, y que la mejor conectividad en el estudio "fue un hallazgo alentador".

También puntualizó que, aunque la población de pacientes puede parecer pequeña, "incluir 51 niños con autismo en realidad es un gran éxito. Lograr que estos pacientes permanezcan en un estudio puede ser difícil". Dijo que fue decisivo contar con un terapeuta que intervino "para capacitar a estos pacientes".

Al preguntarle si tenía un mensaje fundamental para los médicos con base en los resultados del estudio, el Prof. Thaut indicó que recomendaría que "consideraran seriamente el empleo de música" como un posible auxiliar para pacientes con trastorno del espectro autista.

"Pero debe hacerse de forma correcta. La música se ha utilizado en niños durante 50 - 60 años y la investigación que ha surgido no ha demostrado mucho. En realidad, este es el primer estudio de intervención que ha demostrado algo. Así que considero importante analizar cómo utilizar la música".

Señaló que se dispone de un modelo neurológico de terapia musical que los médicos pueden utilizar, "y tal vez luego adaptar su intervención o recomendaciones en torno a esto".

El estudio fue financiado por Canadian Institutes of Health Research y por un apoyo económico piloto de la Quebec Bioimaging Network. Un autor del estudio fue empleado contractual de Westmount Music Therapy en el curso del estudio.

La Dra. Sharda, los otros siete autores del estudio y el Prof. Thaut han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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