Nueva guía del US Department of Health and Human Services sobre actividad física para estadounidenses

Susan Jeffrey

Conflictos de interés

19 de noviembre de 2018

CHICAGO, USA. El US Department of Health and Human Services dio a conocer una segunda edición de la Guía de Actividad Física para Estadounidenses, que comprende recomendaciones de actividad física desde los 3 años de edad.[1] En el nuevo documento por primera vez se incluyen recomendaciones para este grupo de muy corta edad (3 a 5 años) y se analiza la evidencia que respalda diversos beneficios recién establecidos de la actividad física en diferentes poblaciones.

La guía fue presentada en el Congreso de la American Heart Association (AHA) de 2018 para coincidir con su publicación en versión electrónica el 12 de noviembre en JAMA.

"Nuestra visión integral es transformar el presente sistema de asistencia sanitaria en un sistema que promueva la salud. La nueva guía es una oportunidad singular de implementar esta visión directamente para influir en cada persona de todo el país", manifestó el Almirante Dr. Brett P. Giroir, Assistant Secretary for Health.

La inactividad produce 10% de la mortalidad prematura en Estados Unidos, señaló el Dr. Giroir. "Esto significa que si podemos lograr que 25% de las personas inactivas tenga actividad física y cumpla las recomendaciones, se evitarían casi 75.000 muertes en Estados Unidos".

Los bajos niveles actuales de apego a las guías en Estados Unidos significan que casi 117.000 millones de dólares anuales en asistencia médica son "directamente atribuibles" al incumplimiento de las guías, y además representan una "amenaza a nuestra seguridad nacional, pues la obesidad descalifica a casi un tercio de los estadounidenses de 17 a 24 años para el servicio militar", indicó el Dr. Giroir.

Las nuevas recomendaciones establecen primero simplemente "moverse más y sentarse menos", destacó el Dr. Giroir. Un cambio tiene como objetivo facilitar el cumplimiento de las guías al eliminar la afirmación en la guía previa de que solo la actividad con incrementos mínimos de 10 minutos contarían para alcanzar el objetivo de 150 a 300 minutos.

"Las nuevas guías demuestran, con base en los mejores fundamentos científicos, que cada persona puede mejorar de manera relevante su salud, simplemente con moverse, en cualquier momento, en cualquier parte y por cualquier medio, para mantenerse activo", añadió.

Nueva evidencia también ha resaltado no solo los riesgos de la conducta sedentaria para la salud, sino que proporciona apoyo a los beneficios previamente desconocidos de la actividad física, independientemente de otras conductas saludables, como una buena nutrición.

La evidencia muestra, por ejemplo, que la actividad física tiene beneficios inmediatos. "Un solo episodio de actividad física puede reducir la ansiedad y la presión arterial y mejorar la calidad del sueño y la sensibilidad a la insulina", dijo el Dr.Giroir.

Además, la actividad física puede ayudar a manejar trastornos de la salud que ya existen, por ejemplo, disminuir el dolor en personas con artrosis, reducir el avance de la enfermedad en personas con hipertensión o diabetes de tipo 2, reducir síntomas de ansiedad y depresión, y mejorar la cognición en pacientes con enfermedad de Alzheimer, esclerosis múltiple, trastorno por déficit de atención con hiperactividad y enfermedad de Parkinson.

El documento previo reconocía el beneficio de la actividad física para prevenir enfermedades crónicas, tales como enfermedad cardiovascular, diabetes y cánceres de mama y colon.

"Ahora sabemos sobre los beneficios de la actividad física para la salud incluso a más largo plazo, entre ellos, mejor salud cerebral, reducción del riesgo de enfermedad de Alzheimer, disminución del riesgo de lesiones relacionadas con caídas en adultos mayores y reducción del riesgo para ocho tipos de cáncer, que ahora incluyen, además de las neoplasias malignas de mama y colon, los cánceres de vejiga, endometriales, esofágicos, renales, gástricos y de pulmón", destacó.

Análisis sistemático

Las nuevas recomendaciones están basadas en un análisis sistemático de los fundamentos empíricos que apoyan la actividad y la salud. El PAG Advisory Committee de 2018 abordó 38 preguntas y 104 subpreguntas, clasificando la evidencia "con base en la congruencia y la calidad de la investigación", escriben los autores. "La evidencia clasificada como fuerte o moderada fue la base de las guías clave".

Las principales recomendaciones son:

  • Una nueva recomendación para niños en edad preescolar (de 3 a 5 años) para que se mantengan físicamente activos durante todo el día, con un objetivo de actividad de 3 horas por día. Esto se basa en la actividad promedio observada en este grupo de edad y es congruente con las guías de actividad física de Australia, Canadá y Reino Unido, observó el Dr. Giroir.

  • Las recomendaciones para niños y adolescentes de 6 a 17 años son las mismas que las de la última guía: realizar diariamente 60 minutos o más de actividad física moderada a enérgica.

  • Las recomendaciones para adultos tampoco se han modificado, con un mínimo de 150 a 300 minutos de actividad moderada a intensa por semana o 75 a 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa, o una "combinación equivalente de actividad aeróbica de intensidad moderada y vigorosa", escriben los autores. "Deben hacer actividades de fortalecimiento muscular 2 o más días a la semana".

  • Se recomienda a adultos mayores que realicen actividad física multicomponente, que incluye ejercicios de equilibrio y actividad aeróbica y de fortalecimiento muscular.

  • Mujeres embarazadas y en etapa puerperal deben realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada por semana.

  • Adultos con trastornos crónicos o discapacidades, en la medida de sus posibilidades "deben apegarse a las guías clave para adultos y realizar actividades aeróbicas y de fortalecimiento musculares".

"Los profesionales de la salud y las autoridades sanitarias han de facilitar el conocimiento de las guías y promover los beneficios de la actividad física para la salud, y apoyar los esfuerzos para implementar programas, prácticas y políticas que faciliten el aumento de la actividad física y mejoren la salud de la población estadounidense", concluyen los autores.

En un artículo de perspectiva que acompaña a la publicación de la nueva guía en JAMA, el Dr. Giroir y el Dr. Don Wright, maestro en salud pública, de Office of Disease Prevention and Health Promotion, HHS, analizan en particular las estrategias basadas en evidencia recomendadas por las guías para ayudar a los estadounidenses a volverse más activos.[2]

Una de ellas consiste en la promoción de la actividad física en el sistema de atención médica, "prescribiendo" en efecto actividad basada en lo que se conoce respecto a cuánta actividad física es necesaria para las necesidades de salud de un paciente específico, y conectarlos con programas y eventos en su comunidad.

Se podrían aprovechar los nuevos recursos tecnológicos como los dispositivos portátiles y los medios sociales, así como facilitar la actividad física en los lugares de trabajo o incrementar la participación de los jóvenes en los deportes, escriben.

"Aumentar el número de estadounidenses que se apeguen con regularidad a las recomendaciones de la Guía de Actividad Física ayudará a que los individuos, al igual que los líderes de la comunidad y nacionales en todos los sectores de la sociedad, pasen a la acción. Médicos y otros profesionales de la salud deben participar, y de hecho, dirigir, este importante llamado a que los estadounidenses hagan cambios sencillos en el estilo de vida que mejoren la longevidad y la calidad de vida", concluyen los autores.

La "mejor oferta en salud pública"

En un  editorial adjunto a la publicación, el Dr. Paul D. Thompson, de Hartford Healthcare, Hartford Hospital, en Connecticut, Estados Unidos, y Thijs M.H. Eijsvogels, Ph. D., de Radboud University Medical Center, en Nijmengen, Países Bajos, analizaron los cambios principales en la nueva edición del documento.[3]

"Probablemente el mensaje más importante de la guía de 2018 es que los máximos beneficios para la salud se logran al avanzar de cero actividad a grados incluso pequeños de actividad física, sobre todo si tal actividad es de intensidad moderada (por ejemplo, marcha enérgica) o vigorosa (por ejemplo, trotar y correr)", escriben los editorialistas.

Múltiples estudios demuestran que la reducción más pronunciada en el riesgo de enfermedad, por ejemplo, de cardiopatía isquémica, ocurre con los grados más bajos de actividad física. "Los pacientes deben comprender que incluso pequeñas cantidades de actividad física son beneficiosas, y que la reducción en el riesgo de enfermedades y discapacidad ocurre simplemente con comenzar a moverse", puntualizan.

Los médicos y otros profesionales de la salud deben desempeñar un papel importante en este "llamado a la actividad", escriben.

"El examen clínico debe incluir sistemáticamente una evaluación de la actividad física. De hecho, varios sistemas de asistencia sanitaria acreditados a nivel nacional, como Kaiser Permanente e Intermountain Healthcare, ahora incluyen la actividad física como un quinto signo vital durante los exámenes clínicos, lo cual demuestra al paciente que la actividad física es importante para el profesional clínico y ayuda a identificar a pacientes inactivos, un grupo que puede beneficiarse más", escriben.

Por último, los médicos y otros educadores en centros asistenciales académicos han de asegurarse de que haya suficiente capacitación sobre los beneficios de ejercicio y actividad física, "para lograr que los futuros médicos se sientan cómodos con prescribir ejercicio como un componente importante de una vida sana", añaden.

"La actividad física ha sido descrita por Morris, epidemiólogo de ejercicio, pionero e investigador principal del London Transport Workers Study, como 'la mejor oferta en salud pública'. Los médicos no pueden darse el lujo de permitir que los pacientes omitan esta vía no costosa para una vida más sana", concluyen.

El Dr. Ivor Benjamin, actual presidente de American Heart Association, moderó una conferencia de prensa durante la cual se comentaron las guías.

"La American Heart Association por mucho tiempo ha reconocido la actividad física como una forma comprobada y eficaz de reducir las probabilidades de cardiopatía y de tener una vida más prolongada y más sana", señaló el Dr. Benjamin.

"Lamentablemente, la investigación ha demostrado que pocas personas (solo 26% de hombres; 19% de mujeres, y 20% de adolescentes) reportan suficiente actividad para cumplir las recomendaciones de actividad física", añadió. "Esto tiene especial interés para la American Heart Association, pues la escasa actividad física, en combinación con una conducta sedentaria excesiva, puede repercutir en los trastornos médicos más frecuentes y costosos, entre ellos cardiopatía y accidente cerebrovascular".

La American Heart Association adoptará las guías como las recomendaciones oficiales de la asociación e impulsará la nueva guía "para amplificar nuestras iniciativas de desarrollo de programas y recomendar políticas que faciliten a todas las personas realizar más actividad física, independientemente de dónde vivan", puntualizó el Dr. Benjamin.

También fue publicado un artículo de perspectivas en Circulation: Cardiology Quality and Outcomes, por los autores principales de las guías, Katrina Piercy, Ph. D., de la Office of Disease Prevention and Health Promotion at HHS, y Richard P. Troiano, Ph. D., de la División de Control del Cáncer y Ciencias de la Poblaciónen el National Cancer Institute, en Maryland, Estados Unidos.[4]

En el artículo analizan sobre todo la evidencia que respalda los beneficios cardiovasculares y las recomendaciones para actividad física en la nueva guía.

"Lo fundamental es esto: los beneficios de la actividad física, no solo sobre la salud cardiovascular, sino también sobre la salud y el bienestar general, son extremadamente importantes", concluyen los autores. "Alguna actividad física es mejor que ninguna, y más actividad física es incluso mejor", concluyen los autores.

El estudio fue financiado por el US Department of Health and Human Services. Los Dres. Thompson y Eijsvogels han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. Piercy y Troiano han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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