Mini Examen Clínico: El mantra del apoyo antibiótico

A veces nada es mejor que algo

Dr. Neil Gaffin; Dr. Brad Spellberg

Conflictos de interés

7 de junio de 2018

El descubrimiento de los antibióticos probablemente es uno de los grandes logros de la civilización humana. Por desgracia, las décadas de uso ilimitado, las expectativas y percepciones sociales inadecuadas, y pruebas diagnósticas limitadas, combinadas con una población cada vez más compleja y crónica de pacientes enfermos, nos han situado en el camino hacia la era posantibiótica.[1,2]

La apreciación de este escenario inquietante ha propiciado la norma reciente que obliga a todos los centros sanitarios de pacientes agudos y crónicos a aplicar programas de administración antibiótica para conseguir un uso apropiado de los tales medicamentos.[3,4]

La pieza clave de la administración antibiótica es hacer un diagnóstico preciso.

Uno de los objetivos principales de la administración antibiótica es conseguir que el médico prescriba el fármaco, la dosis, y la duración correcta. Sin embargo, como hemos explicado antes, la pieza clave de la administración antibiótica es hacer un diagnóstico preciso.[5] Si el paciente no tiene una infección bacteriana invasiva, el antibiótico, la dosis, y la duración, siempre son inapropiados.

Hacer un diagnóstico preciso para distinguir las infecciones bacterianas de sus muchos imitadores es difícil. A pesar de ser especialistas en enfermedades infecciosas, en nuestro pasado con menos experiencia hemos tratado "infecciones urinarias" que eran bacteriurias asintomáticas, "neumonías" que probablemente eran infecciones víricas, y "celulitis" que quizá no lo eran.

No debemos sermonear, sino sentir lástima.

A continuación, presentamos casos frecuentes de pacientes reales a los que comúnmente se prescriben antibióticos de manera empírica. Estos casos ejemplifican la necesidad diaria de cuestionar los diagnósticos iniciales para disminuir las prescripciones antibióticas, mejorar los resultados clínicos, y disminuir los daños (p. ej., aparición de resistencia antibiótica, infección por Clostridium difficile, sobreinfecciones fúngicas, y efectos secundarios de los antibióticos).

Paciente ingresado en una residencia de adultos de edad avanzada, que sufrió una caída

Un hombre de 86 años con varias enfermedades concomitantes fue trasladado al servicio de urgencias desde una residencia de adultos de edad avanzada después de una caída. La anamnesis fue difícil debido a su estado de confusión. Tenía fiebre (38,5 ºC) y una saturación de oxígeno de 94% con aire ambiente, y estaba hemodinámicamente estable. La auscultación pulmonar era normal. No presentaba lesiones traumáticas aparentes. Tenía 6.000 leucocitos/ml sin desviación izquierda. La urea era de 2 mg/dl, y la creatinina de 0,6 mg/dl. La radiografía de tórax (véase la figura 1) mostraba una "opacidad dispersa en el lóbulo medio derecho" (no había radiografías previas para comparar). Se diagnosticó neumonía, y se inició tratamiento con ceftriaxona y azitromicina.

Figura 1.

Radiografía de tórax con portátil, en la que se observa una "opacidad dispersa en el lóbulo medio derecho"

Comentario

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