Dra. María Jiménez Jiménez: Hola a todos, soy la Dra. María Jiménez Jiménez, especialista en Ginecología y Obstetricia, para Medscape en Español, en CADECI 2018. Hoy tengo el honor de presentarles al Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte, bioquímico y farmacéutico español, profesor de investigación, ejerce la cátedra Roger Guillemin en el laboratorio de expresión génica del Salk Institute for Biological Studies, en La Jolla, California, Estados Unidos. Con más de 400 publicaciones científicas, lidera, junto a su equipo, la investigación en regeneración de órganos, envejecimiento celular, y corrección de mutaciones.
Juan Carlos, bienvenido.
Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte: Gracias, buenos días, María.
Dra. María Jiménez Jiménez: Juan Carlos, desde tus comienzos, los primeros estudios sobre polaridad, lateralidad del embrión, todo para saber cómo funcionan los tejidos, hasta la regeneración de órganos en laboratorio.
¿En qué punto se encuentra en este momento tu investigación?
Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte: Los primeros pasos de desarrollo del embrión, como una célula da lugar a dos, a cuatro, y a ocho, y así sucesivamente, son muy importantes para entender cómo somos, pero sobre todo, cómo vamos a ser de mayores. Tratar de entender cómo el embrión genera las distintas células —más de 250 tipos que tenemos— es fundamental para después tratar de recuperar aquellas células que perdemos por el paso del tiempo, por la enfermedad.
Los trabajos van avanzando, no siempre tan rápido como nos gustaría, pero ahí estamos, tratando de desarrollar suficiente conocimiento para poder llevar ese conocimiento a la clínica, y tratar de salvar vidas, y curar enfermedades.
Dra. María Jiménez Jiménez: Hasta ahora, le habíamos dado mucha importancia a las células troncales pluripotenciales, pero parece ser que en el último año otro tipo celular ha cobrado más importancia: la célula progenitora. ¿Nos puedes contar un poquito más acerca de eso?
Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte: Sí, las células madre son esas células que aparecen en los primeros estadios después de la fertilización, y que dan lugar a todas las células de nuestro organismo. Lo que pasa es que son muy difíciles de educar para que se conviertan en un corazón, para que se conviertan en una neurona, para que se conviertan en un hepatocito.
Más adelante, durante el desarrollo, cada órgano tiene sus células progenitoras, que solo van a dar lugar a células de ese órgano; estas células no inducen cáncer, son específicas para ese tejido, y, por lo tanto, se pueden educar mucho mejor para que den lugar a un tejido específico y no a otro.
Las células troncales, desafortunadamente no conocemos mucho sobre ellas todavía —aunque nos gustaría saber mucho más para tratar de llevarlas a la clínica—, hoy en día, desafortunadamente, a pesar de los muchos años de investigación, y de los esfuerzos de muchos investigadores, todavía no las podemos llevar a la clínica, todavía no las podemos usar para tratar enfermedades. Creo que las progenitoras puede que estén un poquitín más cerca.
Y me gustaría simplemente indicar la importancia ética que tiene para todas aquellas personas que usan el término células troncales, incluso hay personas que las usan en los hospitales para tratar a pacientes, eso no está bien, porque sabemos que pueden inducir cáncer, sabemos que es muy difícil hoy en día, inducir que produzcan un determinado tipo celular, por lo tanto, todos esos tratamientos que leemos y vemos —y hay mucha publicidad sobre ellos—, son engañosos y no son ciertos, y desde aquí me gustaría lanzar un mensaje de precaución, antes de adoptar cualquiera de esas tecnologías; también de esperanza, porque espero que podamos saber más pronto, pero hay que ser muy cautos con todo ese tipo de publicidad, que es engañosa, por decir poco.
Dra. María Jiménez Jiménez: Sí, tienes toda la razón. Juan Carlos, otra pregunta: Hemos pasado del “corta-pega” genético inicial a la utilización de epigenética en la corrección de mutaciones, como se encuentra en este momento. ¿Cómo ha sido esa evolución de la edición génica para la corrección de mutaciones en enfermedades monogénicas?
Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte: Es un tema súper interesante. Estamos en un momento en la historia de la biomedicina realmente revolucionario, porque hasta hace muy poquito tiempo no podíamos leer ni escribir el genoma humano; hace tan solo 18 años que leímos por primera vez el genoma humano, y en los últimos dos años, más o menos, empezamos a poder escribir y reescribir el genoma humano. Eso nos va a poder permitir el tratar de curar aquellos genes que están rotos, que no funcionan, escribirlos de nuevo para que funcionen también. Creo que es un avance realmente extraordinario.
Eso es la genética, pero hay otro componente, igual de importante que la genética, que es la epigenética, del griego epi (por encima), que regula nuestro genoma que, para entendernos, es cómo interaccionamos con el medio ambiente, es muy importante para el funcionamiento de nuestro genoma, y, por lo tanto, de nuestra salud. Y en ese aspecto, también estamos haciendo avances que nos van a poder permitir reescribir el epigenoma, momentos realmente muy importantes.
Dra. María Jiménez Jiménez: Sí, maravilloso. Juan Carlos, ¿qué aplicación tienen estos avances en el campo de la cardiología, ya que estamos en un congreso internacional de cardiología?
Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte: El poder reescribir el genoma nos hace pensar que vamos a ser capaces de curar cualquier enfermedad monogénica; existen hoy identificadas alrededor de 10.000. En el caso de la cardiología, existen muchas enfermedades, muchas mutaciones que se correlacionan con enfermedades del corazón. El poder corregir esas enfermedades monogénicas es ir realmente a la raíz del problema; una pastilla, una droga, no es tan precisa como corregir el genoma, es quizás el mecanismo más preciso que existe en nuestro planeta, el cambiar una A por una G, y corregir la enfermedad. Yo estoy convencido que, en los próximos años, la manera de practicar la medicina en general —y la cardiología en particular—, va a ser a través de las modificaciones genéticas y epigenéticas. Totalmente convencido.
Dra. María Jiménez Jiménez: Para finalizar, Juan Carlos, sabemos que la aplicación de estos nuevos avances todavía tiene limitaciones éticas en muchos países, pero si se pudieran aplicar en este momento, ¿qué consecuencias tendría modificar el genoma en el individuo, a largo plazo?
Dr. Juan Carlos Izpisúa Belmonte: Claro, lo más importante, creo yo, es la modificación de la línea germinal, porque son las células que transmitimos a nuestros hijos, y cualquier modificación que hagamos en ellas, se va a transmitir a nuestros hijos. Modificarnos a nosotros mismos para curar enfermedades es algo, en principio, bueno. Pero existen otras posibilidades, como tratar de soñar o pensar en la capacidad de incrementar nuestra actividad intelectual, nuestra capacidad intelectual, nuestra capacidad física; son problemas éticos que no deberíamos en ningún momento, sobrepasar. Pero como te decía, María, estamos en un momento crucial de la historia de la humanidad; hace 4.500 millones de años que empezó la vida en nuestro planeta, y todo se ha regido por dos reglas muy fáciles que Darwin dijo hace 150 años: la mutación al azar, y la selección natural de esas mutaciones. Hoy en día no tenemos que depender de Darwin, somos nosotros los que podemos realmente dirigir nuestro futuro, y curar las enfermedades, pero hasta cierto límite. El tratar de cruzar esos límites, no lo deberíamos hacer.
Dra. María Jiménez Jiménez: Juan Carlos, muchísimas gracias, no solo a usted, sino a todo su equipo, por todas las investigaciones y avances que están haciendo en pro de la humanidad.
Soy la Dra. María Jiménez Jiménez, para Medscape en Español.
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Citar este artículo: Regeneración de órganos, envejecimiento celular y corrección de mutaciones, la nueva era de la ingeniería genética - Medscape - 5 de abr de 2018.
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