COMENTARIO

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad en el adulto

Dr. José J. Mendoza Velásquez

Conflictos de interés

23 de marzo de 2018

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en el adulto ha sido un tema con muchas interrogantes en el estudio, pero más allá de eso, hay algo que no podemos dudar, y de no considerarse, significará riesgo para el individuo portador de este trastorno.

Estamos ante un trastorno que usualmente es el conjunto de múltiples manifestaciones sintomáticas, no solo cognitivas, sino conductuales, que en muchas ocasiones se han relacionado a otros trastornos médicos, tales como síntomas alérgicos, y particularmente asma, con quien comparte una prevalencia similar en la población infantil general.

Sin embargo, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad no es un trastorno infantil, ya que no solo no desaparece al llegar la adolescencia, sino que en ocasiones puede presentarse por primera vez en esta, en la edad adulta, e incluso en la vejez, situación debida en gran parte a la exigencia cognitiva en incremento, en nuestras necesidades de desempeño actual.

En la mayor cantidad de casos de inicio o detección en la edad adulta, la evolución negativa o las complicaciones son las que nos orientan al diagnóstico. La detección temprana podría ayudar a aprovechar las condiciones particulares de aprendizaje de un individuo con trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

El reconocimiento de la importancia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos brinda una nueva oportunidad a multitud de pacientes para su reincorporación, alejándolos de la vulnerabilidad.

Por el contrario, las fallas para identificar y tratar el trastorno en adultos se han relacionado a pronósticos y evolución negativos.

Diagnóstico y comorbilidades

El reconocimiento de la importancia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos brinda una nueva oportunidad a multitud de pacientes para su reincorporación, alejándolos de la vulnerabilidad. Tanto intervenciones psicológicas como farmacológicas han sido reportadas para la reducción de la discapacidad y la comorbilidad frecuentes, ya que la presencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos se ha relacionado con deterioro en la calidad de vida, fracaso en las relaciones, reducción del empleo, y vulnerabilidad a la adicción, la depresión y la ansiedad.

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos es prevalente y poco reconocido dentro de la psiquiatría, con frecuentes alteraciones cognitivas relevantes. Las investigaciones consistentemente han mostrado su heredabilidad, comorbilidad y condiciones físicas asociadas. En múltiples ocasiones, el tratamiento del trastorno permite el control de los síntomas de las comorbilidades, entre estas ansiedad, depresión, y consumo de sustancias.

El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición) intenta hacer una aproximación sintomática al trastorno por déficit de atención con hiperactividad del adulto, sin embargo, la constante es que algunos de los problemas o quejas más comunes se refieren a fallas en el trabajo, la casa, o las relaciones interpersonales, debido a impulsividad, dificultad para mantener la atención, y actividad incrementada.

Algunas pautas que pueden ser útiles, o que orientan al clínico a considerar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad como diagnóstico en el adulto, son las siguientes:

  • Dificultad para iniciar una tarea.

  • Atención variable a los detalles.

  • Dificultad para la organización personal, o para la priorización de problemas.

  • Poca perseverancia en las tareas que requieren esfuerzo mental importante.

  • Actividad aumentada (no necesariamente propositiva; es el menos frecuente de los síntomas).

  • Estilos de vida caóticos.

  • Comorbilidad con otros síntomas psiquiátricos.

  • Desorganización.

  • Riesgo de presentar abuso de sustancias.

Las alteraciones presentes abarcan todas las áreas de la vida. De igual forma, a pesar de que el trastorno es de origen multifactorial, algunos riesgos son importantes para desarrollarlo, como la exposición a alcohol o tabaco en útero, en la gestación, bajo peso al nacer, y el antecedente de tener un padre con trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Muchas gracias por su atención, José Mendoza para Medscape en Español.

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