GUADALAJARA, MEX. El Dr. Hugh Calkins, de Johns Hopkins Medicine, en Baltimore, Estados Unidos, compartió su perspectiva en los avances de la ablación con catéter durante el X Congreso Anual de Cardiología Internacional (CADECI), que se llevó a cabo en Guadalajara, México, del 21 al 24 de febrero, con la conferencia magistral "Ablación con catéter para el tratamiento de arritmias cardíacas: 35 años de progreso".[1]

Dr. Hugh Calkins
El procedimiento quirúrgico para el tratamiento de taquicardia ventricular fue reportado primera vez a mediados de los años 70; "fueron colegas como Guiraudon o Herken, quienes empezaron a realizar ablación con catéter en taquicardia ventricular, que en ese momento era un procedimiento muy serio con una morbilidad y mortalidad muy alta", recordó el Dr. Calkins.
La eficacia era modesta y las complicaciones eran altas en el procedimiento quirúrgico. "Jim Cox fue el pionero de la ablación quirúrgica de la fibrilación auricular, a finales de los años 80",[2] apuntó el Dr. Calkins, quien mencionó que cuando se graduó de la escuela de medicina en 1983 y después ocupó su primera posición en la facultad de la University of Michigan, en Ann Arbor, en 1989, una de sus primeras pacientes tenía síndrome de Wolff-Parkinson-White, a quien fue muy difícil explicarle el fracaso de un procedimiento quirúrgico.
"Actualmente, nadie es intervenido con ablación quirúrgica para tratar el síndrome de Wolff-Parkinson-White porque la ablación con catéter lo ha reemplazado", se congratuló el cardiólogo, quien se ha mantenido interesado en la ablación con catéter durante toda su carrera y ha pasado mucho de su tiempo clínico realizando este tipo de procedimientos.
Un poco de historia
Uno de los primeros estudios acerca de la ablación con catéter fue publicado por John Gallagher en 1982,[3] sin embargo, ese mismo año, Melvin Scheinman reportó la misma iniciativa.[4] "Hubo cuestionamientos de quién había sido la idea, Melvin Scheinman decía que era suya, pero quién sabe la verdad, lo cierto es que 1982 fue un año importante", remarcó el Dr. Calkins.
El Dr. Calkins reseñó que, por aquellos años el procedimiento consistía en anestesia general con los catéteres anclados a un desfibrilador cargados con 200 J, que terminaba con una pequeña explosión en el corazón del paciente, lo que generaba un traumatismo, "era un procedimiento bastante impresionante", recordó.
En 1983, Geoffrey Hartzler utilizó la ablación de corriente directa, para el tratamiento de la taquicardia ventricular.[5] El año siguiente, Morady y Scheinman también utilizaron la ablación con corriente directa.[6] Sin embargo, la situación cambió pronto. A mediados de los años 80, la energía de radiofrecuencia fue descubierta por los electrofisiólogos; "se utilizaba para otras cosas, pero fue hasta esos años cuando se valoró su uso para la ablación y realmente fue este cambio de la corriente directa a la radiofrecuencia cuando despegó la ablación con catéter, que no ha dejado de crecer exponencialmente desde entonces".
Fue en 1991, cuando el Dr. Calkins publicó un estudio sobre el diagnóstico y cura de la taquicardia supraventricular paroxística del síndrome de Wolff-Parkinson-White durante un sesión electrofisiológica.[7] "La noción de que podías realizar la ablación con catéter que permitía mandar al paciente al día siguiente era sencillamente un gran paso adelante", recordó emocionado.
La línea del tiempo continuó en 1992, cuando la ablación con catéter con radiofrecuencia se utilizó por primera vez para la ablación del aleteo auricular; en 1995, se desarrollaron los sistemas de mapeo electroanatómico que se utilizan actualmente; en 1998, inicia la ablación con catéter con radiofrecuencia para la fibrilación auricular; en 2005, se tiene la ablación con catéter con radiofrecuencia irrigada para la taquicardia ventricular, el aleteo auricular y la fibrilación auricular; en 2009, el primer catéter fue aprobado por la Food and Drug Administration de Estados Unidos para la ablación de fibrilación auricular.
¿Dónde estamos en 2018?
"Para la mayoría de las arritmias, podemos curarlas casi al 100% con la ablación con catéter con radiofrecuencia, las complicaciones son de < 0,5% y son los tratamientos de primera línea", indicó el Dr. Calkins, quien mencionó que las excepciones son la taquicardia ventricular en la enfermedad cardiaca estructural, donde la ablación con catéter tiene una eficacia de < 50% y complicaciones de 5%, además de considerarse en tratamiento de segunda línea.
El Dr. Calkins explicó que las arritmias cardiacas son susceptibles de tratarse con ablación con catéter dependiendo de tres consideraciones:
Si son resultado de la automaticidad, actividad desencadenada o microreentrada y por lo tanto tiene un sitio de origen focal.
Si resulta de una macroreentrada y el circuito de reentrada es arreglado y por tanto puede ser mapeado, y una porción crítica del circuito de reentrada es destruido por lesiones de la ablación con catéter.
Si tiene las condiciones previamente mencionadas, pero tiene un desencadenante identificable que puede ser eliminado o contenido con la ablación con catéter.
En conclusión, la ablación con catéter en fibrilación auricular y taquicardia ventricular no idiopática está asociada con resultados aceptables, pero hay lugar considerable para mejoramientos en la seguridad y eficacia de la ablación. "Estoy seguro que aquí en Guadalajara se realizan miles o decenas de miles de estos procedimientos cada año", calculó el Dr. Calkins frente a los asistentes de su conferencia en el CADECI.
La historia de la ablación con catéter es sin duda fascinante, "es divertido pensar en el reflejo del pasado, reconocer el presente y soñar con el futuro", reflexionó el Dr. Calkins.
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Citar este artículo: La eficacia y seguridad de la ablación depende de un diagnóstico preciso - Medscape - 5 de marzo de 2018.
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