BUENOS AIRES, ARG. Dos de las principales asociaciones argentinas de cardiólogos expresaron de manera oficial su desacuerdo con los criterios más rigurosos para definir la hipertensión arterial publicados en las últimas guías del American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA), dadas a conocer a mediados de noviembre en el Congreso de la AHA 2017, en Anaheim, Estados Unidos.
Los especialistas aseguran que no existen datos necesariamente aplicables fuera de Estados Unidos que justifiquen rotular a un paciente como hipertenso a partir de valores de presión arterial de 130/80 mm Hg en lugar de 140/90 mm Hg, tal como planteaba la recomendación anterior.
"La decisión reciente de estas sociedades científicas norteamericanas de establecer un nuevo umbral diagnóstico menor (130/80 mm Hg ) y metas de control más exigentes en cuanto al tratamiento de la hipertensión arterial de los adultos de Estados Unidos, refieren a los resultados del estudio SPRINT, estudio que debido a las condiciones particulares en las que fue medida la presión arterial, no serían extrapolables a la práctica clínica habitual en la Argentina. Para su implementación, se debería contar con equipamiento no estándar para la medición de la presión arterial, y con calculadoras de riesgo cardiovascular que no están basadas en datos de nuestro país, y aun de ningún otro país que no sea Estados Unidos", sostiene un documento de posición del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), firmado por el Dr. Claudio Majul, cardiólogo del Hospital Santojanni y el Hospital Británico en Buenos Aires, Argentina, y el Dr. Sebastián Obregón, cardiólogo de Hospital Universitario Austral en Buenos Aires, Argentina.[1]
"No tenemos acuerdo de que haya evidencia suficiente para reducir los niveles de diagnóstico y control de la presión arterial" por debajo de las cifras anteriormente establecidas, concluyeron.
En tanto, las autoridades de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) emitieron un comunicado de prensa en el que instan a "actuar con cautela y atenerse a los lineamientos nacionales".[2]
"La decisión partió de un consenso de expertos norteamericanos que decidieron el cambio basándose en experiencias más que en evidencias, y con un sentido más intuitivo que científico. Hasta que se demuestre lo contrario, la pauta previa deberá ser respetada", explicitó en el comunidado el Dr. Pablo Rodríguez, miembro de la Comisión Directiva de la SAHA.
La respuesta, de algún modo, era previsible. El anuncio público de las guías estadounidenses se produjo pocas semanas después de que la SAC y la SAHA, en conjunto con la Federación Argentina de Cardiología (FAC), presentaran el primer Consenso de Hipertensión Arterial en el que participaron las tres sociedades. Ese documento, dado a conocer en el marco del 43° Congreso Argentino de Cardiología, ratificó que un paciente es hipertenso cuando su presión arterial sistólica excede los 140 mm Hg y la diastólica, 90 mm Hg. Y definió una categoría "limítrofe" para quienes tengan entre 130 y 139 mm Hg (sistólica) y/o entre 85 y 89 mm Hg (diastólica).
¿Una fábrica de hipertensos?
Las guías de práctica clínica en hipertensión arterial han sido rescatadas como "fundamentales" porque pusieron sobre el campo la necesidad de tratar lo que hoy representa el principal factor de riesgo cardiovascular en la población general.
Pero una de las críticas más extendidas al nuevo documento es que aumenta la proporción de pacientes que, en función de las metas más exigentes, debería ser medicado.
En un comentario muy elogiado a una nota de Medscape sobre el tema, el Dr. Keith Raymond, médico de familia de Carolina del Norte, en Estados Unidos, aseguró que el objetivo principal de estas guías es que "todo el mundo esté enfermo para el propósito de tratamiento ... A este ritmo, el próximo punto de corte de hipertensión será 120/76 mm Hg... Eso desmoraliza a nuestros pacientes y los arruina financieramente cuando tienen que tomar cinco antihipertensivos" para alcanzar esos valores de presión arterial.
En mayor o menor medida, los cardiólogos argentinos retoman esos argumentos. Advierten también sobre el riesgo asociado al tratamiento farmacológico más intensivo. Y reafirman la validez de sus propias guías. "Los objetivos terapéuticos más estrictos planteados por la nueva guía (estadounidense) proyectan la necesidad de utilizar más fármacos y mayores dosis, lo que puede generar mayor cantidad de efectos colaterales", sostuvo el Dr. Rodríguez en el comunicado de la SAHA.

Dr. Guillermo Fábregues
El Dr. Guillermo Fábregues, presidente anterior de la SAC, aseguró en una publicación en el sitio oficial de la asociación: "Uno de cada tres argentinos es hoy hipertenso (entre el 32 y el 36% de la población). Si se adoptara el nuevo criterio de corte, casi todos seríamos hipertensos. Vamos a sobretratar a personas que no lo necesitan".[3]
El también ex director del Consejo de Hipertensión Arterial de la SAC añadió que prefiere quedarse con el valor tradicional de 140/90 mm Hg, validada con un monitoreo ambulatorio de la presión arterial (MAPA) o domiciliario, junto con la evaluación del riesgo del paciente.
El resto solo suma confusión a los pacientes y a los médicos. No se justifica cambiar las guías que fueron reformuladas recientemente en la Argentina", enfatizó.

Dra. Judith Zilberman
En diálogo con Medscape en Español, la Dra. Judith Zilberman, actual presidenta de la SAHA, señaló que "es importante que los expertos realicen recomendaciones y lineamientos nacionales en el diagnóstico, tratamiento y control de una enfermedad como la hipertensión arterial, pero a veces los mismos no pueden extrapolarse a otros países por diferencias geográficas y de etnia".
La Dra. Zilberman, quien integra el Servicio de Epidemiología y Prevención Cardiovascular del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), también enfatizó que el concepto de "presión limítrofe", tal como define el consenso de las sociedades argentinas, "todavía permite realizar prevención de la enfermedad". En cambio, según el ACC y la AHA, una persona con (por ejemplo) 134 mm Hg "ya recibe tratamiento porque padece la enfermedad. Debemos ser cautelosos ya que este cambio de definición incrementaría significativamente el porcentaje de personas rotuladas como enfermas".
¿Metas más estrictas inducen a hábitos de vida más saludables?
Quienes defienden las metas más estrictas de las guías de Estados Unidos sostienen que las recomendaciones se basan en el análisis minucioso de más de 900 fuentes internacionales por un panel de 21 expertos, a lo largo de tres años. Que las personas con presión arterial sistólica entre 130 mm Hg y 139 mm Hg (y/o diastólica entre 80 mm Hg y 89 mm Hg) "ya están en riesgo y deben saberlo". Que solo una proporción de los pacientes "recategorizados" como hipertensos debería recibir medicamentos, mientras que el resto podría abordarse con medidas no farmacológicas. Y que puede funcionar como una "luz amarilla" para tomar conciencia de la importancia de adoptar y sostener un estilo de vida saludable.
Pero, aunque la Dra. Zilberman coincidió en que hacen falta incentivos para promover los hábitos saludables ("solo el 40% los cumple ante la indicación médica"), opinó que determinar metas más estrictas "no es el método adecuado" para lograr ese objetivo.
"El tiempo dirá si están en lo cierto", dijo. "Pero, por el momento, las guías están cuestionadas y debemos tener cautela en implementarlas".
En cambio, la presidenta de la SAHA rescató el énfasis de las nuevas guías del ACC y la AHA en lograr tomas de presión que sean más precisas y confiables. "En general hay una falta de conocimiento sobre la técnica de la toma de presión y esto hace que muchas veces se realice un diagnostico o tratamiento inadecuado", reconoció.
La Dra. Zilberman ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
© 2017 WebMD, LLC
Citar este artículo: Cardiólogos argentinos resisten los criterios más estrictos de hipertensión de la AHA y el ACC - Medscape - 11 de dic de 2017.
Comentario