El 35º Congreso Nacional de Pediatría, organizado por la Asociación Mexicana de Pediatría (AMP), fue el espacio para que la Dra. Rocío Cárdenas Cardós, jefa del departamento de oncología en el Instituto Nacional de Pediatría (INP), expusiera los principales problemas que enfrenta el cáncer infantil en México, así como los signos de alerta que todo el personal médico debe evaluar en la consulta clínica.[1]

Dra. Rocío Cárdenas Cardós
El cáncer en niños y adolescentes es la segunda causa de mortalidad en el grupo de 5 a 14 años, y la cuarta en menores de 5 años de edad.[2] Se trata de un problema de salud severo, por lo que la Dra. Cárdenas fue decisiva al declarar: "El cáncer es una enfermedad potencialmente curable, pero esta posibilidad depende de distintos factores, el principal radica en que los esfuerzos de quienes se dedican a la pediatría se encaminen al diagnóstico oportuno, pues esto cambia la estrategia del tratamiento".
En México, la frecuencia de cáncer es de 122 casos por millón,[3] por año, con una prevalencia mayor del género masculino, además 70% de los pacientes pediátricos con cáncer que acuden a los hospitales lo hace en las etapas 3 o 4 de la enfermedad, que son muy avanzadas. Un diagnóstico oportuno requiere que el médico general y el pediatra estén familiarizados con los signos y síntomas de la enfermedad, así como con la importancia de una referencia temprana al especialista, explicó la especialista.
La Dra. Cárdenas señaló que el sector salud enfrenta múltiples problemas, siendo el principal de ellos el número limitado de oncólogos pediatras en México, seguido de la necesidad de crear pronósticos oportunos, optimización de recursos, registros fidedignos, y claridad de objetivos, aunque aseguró que también existe un avance importante, pues el Seguro Popular, el sistema de seguridad social creado por el gobierno federal dirigido a la población de escasos recursos o que no son derechohabientes de otra institución, ya incluye a la enfermedad como "gastos catastróficos". "Esto ha definido muchas líneas de tratamiento e investigación para este campo que estuvo olvidado por algunas décadas".
Sobre la incidencia del cáncer pediátrico en México, la especialista explicó que de acuerdo a los registros nacionales los tres principales tipos de neoplasias son la leucemia (50.9%), los linfomas y tumores reticulo endoteliales (12,7%), y los tumores del sistema nervioso central (9%).[4]
Mejores diagnósticos
La Dra. Cárdenas destacó tres áreas principales que influyen en el diagnóstico temprano:
1) Social, tiempo transcurrido desde el primer síntoma hasta la atención médica.
2) Sistema de salud, referencia al tercer nivel, "esto es, el cambio en la estrategia"
3) Tipo de cáncer, en el que influyen infraestructura, recursos humanos, y tiempo de inicio de tratamiento.
Asimismo, la especialista aseguró que aun cuando se sabe que la mayoría de los cánceres tiene causas desconocidas, los pediatras tienen la obligación de investigar factores asociados, entre los cuales podemos incluir los físicos, químicos, biológicos, o ambientales.
Como ejemplo mencionó al estado de Hidalgo, donde hay una alta incidencia de leucemia, que coincide con el elevado crecimiento de las industrias petroquímica y cementera, "estos agentes están bien evidenciados como agentes de cáncer, sustentados también por estudios poblacionales".
Continuando con los factores de riesgo, la Dra. Cárdenas destacó las alteraciones citogenéticas, síndromes asociados, alteraciones moleculares, y herencia mendeliana. "Si partimos de que el cáncer es una alteración molecular genética, debemos dar especial seguimiento al tema".
Sobre los síndromes genéticos, aseguró que hay más de 100 que pueden estar asociados con cáncer, algunos de ellos con pronósticos fatales, sin embargo, para los demás, el seguimiento por tres o cinco años puede cambiar totalmente el pronóstico.
El diagnóstico de cáncer depende en gran medida del pediatra, por lo que es relevante que los especialistas conozcan las secuelas y la toxicidad que va a enfrentar el paciente. "Este es territorio del pediatra", destacó la Dra. Cárdenas.
"Sin duda alguna, el éxito de curar a un paciente pediátrico con cáncer depende del soporte, aunado a una buena terapia oncológica, que son factores fundamentales"; el paciente pediátrico con cáncer debe ser vacunado, sin embargo, hay que evaluar el tipo de vacuna, y la fase de tratamiento en que se encuentre el paciente, además de algunas consideraciones especiales, para poder aplicarlas.
La Dra. Cárdenas concluyó que hasta 70% de cánceres en pacientes pediátricos es curable, "sin embargo, hay algunos tumores con retos importantes que dependen de grupos colaborativos, donde el pediatra juega un papel fundamental".
Retrasos en el diagnóstico
La especialista también aseguró que los tiempos para el diagnóstico las neoplasias varían considerablemente, dependiendo del tipo de neoplasia, añadiendo que los tumores cerebrales son los que tienen mayor complejidad debido a los diversos sitios anatómicos donde se pueden presentar, por ejemplo, para tumores renales el tiempo es de 2,5 semanas, mientras que para tumores cerebrales es de 29,4 semanas.[5]
Otro estudio informó un retraso en el diagnóstico, desde 4,5 semanas (3 - 9,5) para leucemias, hasta 23 (6 - 192) para tumores óseos.[6] "Observamos que incluso hay retrasos de meses, y ese es uno de los retos más importantes, pero esto se puede disminuir haciendo exploraciones neurológicas y un interrogatorio dirigido, muchas veces pensando en estos posibles problemas", indicó la Dra. Cárdenas.
Investigación en México
En entrevista para Medscape en Español, la Dra. Cárdenas explicó que la investigación que se puede hacer en nuestro país va encaminada a la práctica clínica; "se hacen estudios para favorecer diagnósticos oportunos, moleculares especialmente, el uso de algunos fármacos frente a seguridad y eficacia, y pruebas para pacientes pediátricos".
Otro punto importante se refiere a los lazos con centros de investigación que tienen mayor infraestructura, como el Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
En el Instituto Nacional de Pediatría también se cuenta con estudios y protocolos clínicos que van encaminados a identificar comportamientos de tumores con base en su expresión molecular, para relacionarlos con terapias blanco que pudieran ayudar a estos pacientes.
Un avance notorio en México lo constituye el trasplante de células madres hematopoyéticas, "es una modalidad de tratamiento vigente en nuestro país, no todos los hospitales tienen la infraestructura para hacer trasplantes, ya que son procedimientos costosos, pero afortunadamente el Seguro Popular cubre distintos tipos de trasplante. En el Instituto Nacional de Pediatría se llevan a cabo 40 trasplantes al año, aproximadamente; el Hospital Infantil también los realiza, al igual que el Hospital de Guadalajara o el Hospital ABC", señaló la especialista.
La Dra. Cárdenas concluyó mencionando que se debe establecer si el paciente tiene factores de riesgo y requiere trasplante de células madres hematopoyéticas, para canalizarlo inmediatamente. "Hacer o no este procedimiento cambia las expectativas de sobrevida".
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Citar este artículo: Cáncer en pacientes pediátricos, una enfermedad potencialmente curable - Medscape - 28 de jul de 2017.
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