Tiazolidinedionas (TZD)
Desde su introducción a mediados de la década de los noventa, las tiazolidinedionas o glitazonas se transformaron en "los insulino-sensibilizadores por excelencia", afirmó el Dr. Aschner. Agonistas del receptor activado por proliferadores de peroxisomas gamma (PPARγ), su espectro de acción es amplio e incluye la modulación de la homeostasis de la glucosa y los lípidos, de la inflamación, de la aterosclerosis, del remodelamiento óseo y de la proliferación celular.[6]
Sin embargo, el retiro del mercado de troglitazona (por efectos adversos hepáticos) y la preocupación derivada de estudios que asociaron a rosiglitazona con el aumento de riesgo de infarto de miocardio y muertes cardiovasculares[7] dañaron la reputación de toda la clase.
Otra de las tiazolidinedionas, pioglitazona, "logró sobrevivir por el estudio PROactive [que demostró una reducción del riesgo de eventos macrovasculares secundarios en una población de pacientes con diabetes de alto riesgo],[8] y recibió más difusión con el estudio IRIS [en pacientes con resistencia a la insulina], que ha sido muy promocionado como una evidencia de que las tiazolidinedionas siguen vivas y desempeñan un papel en la prevención cardiovascular", agregó el Dr. Aschner.
Sin embargo, el Dr. Aschner no está tan convencido. "Si uno observa el estudio con atención, el NNT (número necesario de pacientes a tratar) para reducir un accidente cerebrovascular o un infarto agudo de miocardio no fatal, es de 36, e incluso el número necesario de pacientes a tratar para prevenir la diabetes, es de 26. Pero el NNH (número necesario de pacientes para hacer daño) es solo de 5 para el aumento de peso, 9 para edema y 53 para una fractura grave. El balance riesgo-beneficio está en el límite".
En diálogo con Medscape en Español, el Dr. Aschner manifestó que "el precio para lograr el efecto de sensibilización a la insulina es muy alto, porque, por ejemplo, nadie quiere que un paciente [con diabetes o riesgo de diabetes] aumente 4 kilos de peso. Eso es contraproducente, porque la sensibilización a la insulina implica desprenderse del exceso de grasa".
"Son los fármacos que más reducen la incidencia de diabetes en personas de riesgo, pero el costo es muy alto", insistió el Dr. Aschner.
Pero no todo está perdido para esta clase de drogas. En opinión del Dr. Aschner, un resguardo "importante desde el punto de vista académico" en el cual las tiazolidinedionas conservan el protagonismo, es el tratamiento de la enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA) en pacientes con prediabetes o diabetes de tipo 2, puesto que han probado reducir la progresión e incluso la fibrosis del hígado.[9] "Han demostrado ser únicas para lograr ese efecto", concluyó el Dr. Aschner.
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Citar este artículo: Diabetes: Nuevas indicaciones para los fármacos antiguos - Medscape - 6 de abr de 2017.
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