La exenatida decepciona en el paro cardiaco

Conflictos de interés

17 de noviembre de 2016

NUEVA ORLEANS, EEUU. La administración del análogo de péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) exenatida (Byetta, AztraZeneca) a pacientes comatosos después de paro cardiaco extrahospitalario no tuvo ningún efecto sobre un marcador de lesión neurológica durante las primeras 72 horas después del ingreso, en un nuevo estudio.

"El presente estudio parece indicar que la exenatida para los pacientes con paro cardiaco extrahospitalario administrada después de la reperfusión tienen escasos efectos neuroprotectores," concluyen los autores.

Sin embargo, el estudio demostró que era factible la administración del fármaco en forma oportuna, pues 96% de los pacientes recibieron tratamiento en los primeros 240 minutos del restablecimiento de la circulación espontánea. Esto demuestra que se pueden evaluar otras intervenciones farmacológicas en un contexto similar, afirman los investigadores.

El estudio también reveló un efecto inesperado sobre la mortalidad. Si bien hubo solo una diferencia leve en la mortalidad por lesión neurológica, se observó una reducción no significativa de 10% en la mortalidad por todas las causas en el grupo que recibió exenatida.

El estudio fue presentado el 12 de noviembre en el congreso de la American Heart Association (AHA) 2016 y simultáneamente publicado en la versión electrónica de Circulation.[1]

El autor principal, el Dr. Sebastian Wiberg, de Rigshospitalet, Copenhague, Dinamarca, comentó a Medscape. "No encontramos ninguna diferencia en nuestro criterio principal de valoración, que consistió en los valores de enolasa especifica de neurona [NSE] utilizados como un marcador sustitutivo de daño neurológico. En vista de esto, consideramos que las diferencias no significativas en la mortalidad y la función neurológica deficiente después de 180 días probablemente fue un resultado fortuito. Tenemos pensado llevar a cabo una serie de análisis a posteriori sobre las relaciones entre la exenatida y la función hemodinámica y las concentraciones sanguíneas de glucosa. En futuros estudios nos proponemos analizar otras intervenciones farmacológicas y no farmacológicas en un contexto logístico similar en nuestros centros".

En el artículo, publicado en Circulation, los autores señalan que la mortalidad global después del paro cardiaco extrahospitalario es de 90%, aproximadamente. Aunque la mortalidad intrahospitalaria tras la reanimación satisfactoria y el ingreso en una unidad de cuidados intensivos ha disminuido en la última década, 30% a 50% de los pacientes ingresados no sobreviven hasta el alta hospitalaria, y la principal causa de muerte es lesión cerebral por anoxia.

Explican que los mecanismos que producen daño neurológico son isquemia, lesión por reperfusión y apoptosis, todo lo cual origina degeneración de tejidos y la pérdida correspondiente de la función neurológica. Datos preclínicos indican que estos procesos perjudiciales pueden modificarse hasta por 6 horas. "Por consiguiente, la identificación de nuevas opciones de tratamiento para la neuroprotección activa además del control dirigido de la temperatura serán plausiblemente beneficiosos."

Los análogos de GLP-1 están aprobados para tratar la diabetes mellitus de tipo 2, pero también se ha señalado que tienen efectos antiinflamatorios y neuroprotectores, afirman el Dr. Wiberg y sus colaboradores. En modelos animales, los análogos de GLP-1 mitigaron los trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica y redujeron el volumen final del infarto en modelos de accidente cerebrovascular e infarto de miocardio, informan.

En seres humanos, la exenatida administrada antes de la revascularización después de un infarto de miocardio originó un aumento del rescate miocárdico, y en pacientes con isquemia de duración breve, el tratamiento con exenatida produjo un tamaño final de infarto más pequeño.

En el presente estudio se determinaron las concentraciones de NSE, una glucoproteina y biomarcador ampliamente utilizado que liberan hacia la circulación sanguínea las neuronas que mueren. La concentración de NSE en la sangre se correlaciona con la magnitud de una determinada lesión cerebral y se ha demostrado que altas concentraciones predicen un pronóstico desfavorable después del paro cardiaco extrahospitalario.

Para el estudio, 120 pacientes comatosos reanimados tras un paro cardiaco extrahospitalario fueron distribuidos de manera aleatoria para recibir exenatida a dosis de 17,4 µg o placebo en una infusión durante 6,25 horas, además de cuidados intensivos normalizados que incluyeron el control dirigido de la temperatura.

Los resultados demostraron que no hubo diferencias significativas en el criterio principal de valoración de la eficacia ― área bajo la curva de NSE o un criterio de valoración compuesto consistente en muerte y función neurológica deficiente después de 180 días ― entre los grupos. Los efectos adversos fueron infrecuentes y no hubo diferencias significativas entre los grupos.

La mediana de la glucosa sanguínea 8 horas después del ingreso en pacientes que recibieron exenatida fue más baja que en los que recibieron placebo.

Si bien no hubo diferencias significativas en los criterios secundarios de valoración, tales como mortalidad y función neurológica deficiente, se observó una diferencia absoluta no significativa de 10% en la mortalidad a 180 días a favor de la exenatida, lo cual en gran parte se debió a la mortalidad en los primeros 30 días.

La diferencia absoluta en la mortalidad fue 4% a los 7 días y 11% a los 30 días. Solo hubo una diferencia menor en la mortalidad por lesión neurológica entre los dos grupos de asignación (76% frente a 64%, n = 1), lo que indica que el efecto de la exenatida sobre la mortalidad, si se presenta, no es causado por la neuroprotección sino que se relaciona con otros factores como los efectos antiinflamatorios, la regulación de la glucosa dependiente de la glucosa y la cardioprotección, dicen los investigadores.

El estudio fue apoyado por la Fundación Cardiaca Danesa y la Fundación para la Investigación del Hospital de la Universidad de Copenhague y el Hospital de la Universidad de Odense. Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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