Zika: Historia de un virus emergente

Dr. Marc M. Gozlan

Conflictos de interés

29 de febrero de 2016

El bosque tropical Zika, 1947

En luganda (la principal lengua de Uganda), la palabra "zika" significa "frondoso". El bosque tropical Zika es un cinturón denso y estrecho de vegetación alta pero truncada con arboledas de gran tamaño, que bordea el Lago Victoria, cerca de Entebbe, a unos 25 kilómetros al este de la capital de Uganda, Kampala.[1] (Figuras 1 y 2).

Figura 1. El bosque tropical Zika, cerca de Entebbe, Uganda. Imagen cortesía de AP Foto/Stephen Wandera

Durante 10 años, un equipo del Instituto de Investigación de Virus de África Oriental en el Condado de Bwanba en Uganda occidental, dirigido por Alexander J. Haddow, ha estado realizando estudios sobre la epidemiología de la fiebre amarilla en el bosque tropical Zika.[2] Cinco años antes, el Dr. A.F. Mahhafy aisló el virus de la fiebre amarilla de un paciente africano enfermo y de Aedes simpsoni, un mosquito silvestre que habita en las plantaciones de platanares.[3] El aislamiento repetido del virus de la fiebre amarilla demostró que este virus circulaba en un estado enzoótico en simios de la selva, su población hospedera silvestre primaria.[2] Mahhafy y sus colaboradores se propusieron estudiar el ciclo no humano de la fiebre amarilla silvestre, esperando descubrir el vector de la transmisión del virus de la fiebre amarilla a los simios de Uganda occidental.

Para estudiar el ciclo silvestre de transmisión del virus de la fiebre amarilla entre simios y mosquitos (en el cual un mosquito se infecta al picar a un simio y luego reinyecta el virus a otro simio), virólogos y entomólogos comenzaron un programa centinela del mono Rhesus en el bosque tropical Zika en 1946. [1] Seleccionaron una zona donde existe gran número de simios y larvas del mosquito Aedes africanus. Los mosquitos permanecen arriba de la cubierta forestal cuando cae la noche, pero los simios permanecen a nivel del suelo durante el día y trepan a los árboles para dormir por la noche. Al principio, los simios se mantenían en jaulas en plataformas de madera que tenían 12 a 18 metros de altura en la cubierta de árboles. Sin embargo, cuando los investigadores descubrieron que los mosquitos no entraban fácilmente a las jaulas de los simios, se desenjauló a los simios, se les sujetó con alambres en las plataformas de los árboles. [4] Se vigilaban sus temperaturas diariamente.

Figura 2. Gerald Mikusa, guarda y guía turístico, posa en el bosque tropical Zika. Imagen cortesía de AP Foto/Stephen Wandera

Se capturaron hasta 41.168 mosquitos en 1947, incluidos 1140 mosquitos de la especie A. africanus.[5] El 19 de abril de 1947, la temperatura de uno de los simios (Rhesus 766) se registró en 40°C (un aumento con respecto a los 39°C del día previo). Se llevó al Rhesus 766 al laboratorio para observación, aunque no mostró más anomalías que febrícula.

Se obtuvo una muestra de sangre al tercer día de la fiebre. El suero de Rhesus 766 se inyectó por vías intracerebral e intraperitoneal en dos grupos de ratones albinos suizos. Los ratones con la inyección intraperitoneal no mostraron anomalías durante el periodo de observación de 30 días. En cambio, todos los ratones infectados mediante la inoculación intracerebral se enfermaron en el décimo día después de la inoculación. Otro mono (Rhesus 771) fue inoculado con suero del Rhesus 766, pero el Rhesus 771 no tuvo fiebre ni se enfermó durante los 23 días de observación.[1] Los investigadores George W. Dick, Stuart F. Kitchen y Alexander J. Haddow, lograron aislar un agente transmisible filtrable en los cerebros de los ratones enfermos.[1]

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